VAYA FINAL TRISTE PARA UNA VIDA DE MIERDA

VAYA FINAL TRISTE PARA UNA VIDA DE MIERDA

25 oct 2017

LA HISTORIA DE JOSEFINA CUBERTORET LLOBARRO


Josefina lucía sus 72 años con una fuerza increíble. Era una mujer de mundo dispuesta a seguir en el candelero hasta que Dios se la llevara de este valle de lágrimas. Era una auténtica terremoto que igual aprendía una receta nueva de cocina que iba a un curso de Internet.

Aún así era tan cateta, ya que de joven era muy difícil estudiar, que un día jugando a la Ouija le apareció un espectro diciéndole que como cometiera otra falta de ortografía tan grave, se iba a enterar. Y es que ponía cosas como "Hay alguien ay", "Te gustan las Alcachufas o las Berengüenas" o "Maniféstanter".

Un día, sin ir más lejos, decidió aprender a chapurrear inglés y, ni corta ni perezosa, se apuntó a una academia de idiomas en su pueblo manchego. El problema le vino cuando, al intentar leer en voz alta un texto escrito en inglés, con las palabras que dijo y como las pronunció, abrió una brecha espacio-tiempo en el Universo conectando con el Infierno.

Al crear un vórtice de la nada, los demás alumnos salieron de estampida de la clase mentando a la santa madre de Josefina que, apabullada por el inesperado desenlace, se puso a llorar hasta ser ingresada en el Centro de Salud tras dos goteros de suero fisiológico.

A partir de ahí, Josefina comenzó a hablar en sueños. Nada del otro mundo a no ser porque lo que decía era en gaélico. Tras varias investigaciones contactaron con un traductor quien pasaba las noches a su vera tratando de descifrar lo que salía de su boca.
Al principio del sueño, antes de entrar en la fase REM, solo decía idioteces como "Es con certeza una casa portuguesa", "Compre pañales Ausonia y le olerán las pelotas a colonia" o " Pa cuatro dias que vivimos, qué mierda de existencia". Pero ya en la profundidad del sueño la cosa cambiaba. Hablaba, en gaélico, sobre temas desconocidos y hechos inexplicables como que los Mayas no desaparecieron sino que se trasladaron a vivir cerca de Badajoz. Hablaba de un carro de fuego que bajó del cielo justo en la zona donde hoy se ubica el Area 51. Decía que las pirámides eran naves extraterrestres que se fosilizaron en el tiempo. Que el cacao lo trajeron los extraterrestres entre los dedos de los pies o que San Juan le dijo a San Mateo que escribiera algo, alguna vez,  a los Corintios porque pasaba de ellos como de la mierda. De ahí las famosas "Pasas de Corinto".

Sin duda esa clase de inglés no la olvidaría nadie en mucho tiempo. Dicen que a veces, en la noche, la brecha se abre y demonios entran en este nuestro mundo en forma de políticos.



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