VAYA FINAL TRISTE PARA UNA VIDA DE MIERDA

VAYA FINAL TRISTE PARA UNA VIDA DE MIERDA

18 mar 2021

NÁMASTE (PERO NADA DE PASTAS NI CAFÉ)


 Sobre el monasterio de SHIN XAMPOO PIOJOSH situado en Lhasa (Tíbet) recae una especia de "maldición" desde hace unos años en la que los monjes tibetanos no pueden alcanzar la iluminación a través de la meditación.

Todo empezó cuando, en la tranquilidad y la soledad del monasterio, los monjes llevaban 21 días meditando y un loco se asomó al interior y gritó con todas sus fuerzas: "Buitoni, Mamma que boni" sacando a todos de su estado de letargo y recogimiento.

Cuando, finalmente, al cabo de muchos días pudieron volver a meditar profundamente, a uno de sus monjes le cogió una rampa en la pierna que quedó dormida y exclamó: "¡La virgen puta, qué dolor más insoportable!".

Así, se fueron sucediendo durante varios meses, casi años, un estado de permanente alerta que apartaba a los monjes de dejar libre mente y cuerpo de cualquier pasión.

Otra vez entró un mono y le estiró de los testículos a un monje con gran dolor. Otra vez se coló en el templo un loro que empezó a gritar "Franco ha vuelto! it´s alive!!". Otra vez un enorme trueno los sacó a todos de su introspección. Otra vez, uno de ellos comenzó a roncar. Así, así, hasta nuestros días presentes.

Los monjes de este monasterio comían exclusivamente arrroz, semillas y carne de panda. ¿Por qué carne de Panda? Pues "pandá" bien del estómago.

Cuando no estaban meditando se lamían unos a otros en un ritual típico del Budismo Tibetano llamado "Lamaismo".

Leían los Tantras, escrituras sagradas, llamadas así porque "tantras" personas lo han intentado leer y no entendieron nada.

Estos Tantras estaban escritos en Sánscrito y por esa razón "sanscrito" tantos libros sagrados.

La última medida que se ha tomado para que nadie moleste a estos monjes y puedan practicar a través del yoga la meditación sin continuas interrupciones es administrarles Valium 15 intravenoso. Si esta medida no fuera suficiente se induciría a la comunidad al coma médico.









2 mar 2021

EL EXTRAÑO CASO DEL AUDIFONO QUE RECITABA POEMAS ÁRABES.

 


Antonio Sapiña Montrull, alias "Tonico el sepia" es un hombre de Navarres (Valencia) que, pese a su poca cultura y su trabajo de agricultor que combina con el de domesticar grillos del zarzal, hizo un descubrimiento poco usual basado en experiencia y observación.

Pese a su cojera (le falta una pierna y, cada vez que juega a los dardos y lanza, se cae de bruces) demuestra ser una persona talentosa al patentar inventos suyos como el untapan de Piojo de la Almendra o una máquina básica para conservas de rata de cañar con mermelada de medusa tosera.

Descubrió que si una persona tiene mucho frío y desea calentarse, lo mejor es sentarse en una esquina porque es el único sitio en que estará a 90 grados.

Un día, intentando ligar fuera del pueblo, una chica le contestó despectivamente: "No eres mi tipo" a lo que él contestó: "No, si te quiero para follar, no para una transfusión de sangre".

Ahí empezó a  indagar si los grupos sanguíneos de los humanos tenían algo que ver con el poder de seducción.

Llegó a la siguiente conclusión:

Tipo A - Les va el puterío gracias a una proteína llamada alpha-zorril GPT Chung.

Tipo O - Son más fáciles a la hora de seducir pero follan bastante mal.

Tipo B - Seducen mucho pero son muy promíscuos y tienden a huir de una relación monógama.

Tipo AB - Se tiran todo lo que respira o hace la fotosíntesis. Desde un hombre a una mujer pasando por un castaño en flor.

Si son RH Positivos son activos

Si son RH Negativos son pasivos.

Pero lo realmente llamativo es que Antonio tenía una sordera importante y gracias a todos estos descubrimientos pudo compararse un audífono de gama alta. Tanto era así que cuando en otra estancia dejaban caer un alfiler al suelo, Antonio mentaba a los muertos más frescos del tremendo estruendo que sentía.

Pronto se dio cuenta que cada vez que usaba el audífono escuchaba fragmentos de poemas de Jalil ibn Áhmad al-Farahidi comuestos entre 788 y 796 y, otras veces, voces de muertos susurrando en gaélico sobre el sonido de gaitas escocesas. Esto le pasaba sólo cuando el volumen del audífono se encontraba al 6 de intensidad.

Era entonces cuando, pese a su voluntad, giraba la cabeza hacia la Meca desatendiendo sus quehaceres diarios y, pese a no entender nada, le relajaba la lectura de esos versos por la cadencia de la voz misteriosa de Jalil ibn Áhmad al-Farahidi.

Lo de las voces en gaélico era más en las noches de borrachera y petorra fina, la verdad. Lo del fondo de gaitas aún no localiza el por qué.

Desde entonces, en Navarres, Antonio ha sido y es un icono de lo absurdo que puede ser el Destino, la Vida y el Licor de Arroz.