VAYA FINAL TRISTE PARA UNA VIDA DE MIERDA

VAYA FINAL TRISTE PARA UNA VIDA DE MIERDA

26 oct 2020

EL EXTRAÑO CASO DE LA CACA EN CASA AJENA

 


Fue hace unos meses cuando Belinda Choneta lluch entró por primera vez en casa de los padres de su novio tras 8 meses de relaciones anales en el extraradio de Ulldecona.

Tras las presentaciones, primer contacto y charlas sobre los proyectos de la pareja, y después de una opípara cena realizada por la madre del novio, Josefina Cubertoret, Belinda se excusó para ir al baño y, de paso, dejar que la familia hablase de la primera impresión sobre ella.

Un repentino apretón a causa de los nervios hizo que tuviera que sentarse en la taza del wc cagando un zurullo de dimensiones descomunales dejándole en culo como un suéter de cuello alto prestado.

Al levantarse y ver tal esperpento, Belinda tiró repetidas veces la cadena con la esperanza de que desapareciera la pieza fecal fenomenal. Imposible. Aquello flotaba más que David Meca haciéndose el Estrecho (el de Gibraltar, no como el chiste que decía que David Meca se había hecho el estrello pero que, al final, me lo follé).

Intentó darle con la escobilla pero todo fue en vano. Cara a cara, el zeppelin de medio kilo seguía plantando cara a la pobre y escocida Belinda.

El tiempo pasaba, la familia se preguntaba qué le pasaría y, finalmente, con vergüenza, decidió salir para explicarle al novio la penosa situación. Al ir por el pasillo vio en la cocina, en un rincón, una caja de arena del gato y se le iluminó la cara. Ya tenía la solución.

Corrió de vuelta al baño, cogió con sus propias manos el cagallón fenomenal y, con todo el asco, lo llevó a toda prisa depositándolo en la arena para gatos.

Al rato, Belinda volvió a la mesa de los comensales pidiendo disculpas por la demora. Tras terminar de cenar, comenzaron a retirar los platos sucios en la cocina para introducirlos en el lavavajillas cuando la familia quedó atónita al ver sobre la arena, medio enterrada, aquella pieza de mierda colosal tipo croqueta. Ojos enormes de espanto, bocas abiertas de estupefacción y un gran fallo de Belienda: el gato hacía tres meses que murió.

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